Después de la
persecución Religiosa, en 1939, fue nombrado rector del Seminario el Rvdo.
D. Antonio Rodilla Zanón, y el edificio del Seminario Conciliar de la calle
Trinitarios fue acondicionado para que pudiese recibir a 248 seminaristas para
el curso 1939-40. Nos encontramos un edificio saqueado, quemado y en pésimas
situaciones de habitabilidad, pero a pesar de todo, era necesario un lugar de
formación para los futuros sacerdotes.
En 1943, ante la
situación de ruina del Seminario Conciliar, el Arzobispo D. Prudencio Melo creó
una junta de sacerdotes y laicos para asesorarle sobre la construcción de un
nuevo edificio. En un principio se pensó en unos grandes terrenos de la actual
zona de Blasco Ibañez en Valencia, pero finalmente se creyó conveniente que el
nuevo seminario se situara a las afueras de la ciudad. El 21 de abril de 1944,
el Arzobispo firmó las escrituras para la adquisición de los terrenos
necesarios en Moncada. Proyectó el edificio el arquitecto diocesano D. Vicente
Traver Tomás, que fue también el artífice del Palacio Episcopal, que también
había sido asolado en la contienda.

A pesar de todo, el
corazón del pueblo valenciano se volcó en la obra y en Octubre de 1948 (5 años
después de la colocación de la primera piedra) se trasladaron los seminaristas
al nuevo edificio, que aún estaba en construcción.
Era Arzobispo de
Valencia monseñor Marcelino Olaechea, quien impulsó la finalización de
las obras, con la realización de la Tómbola Diocesana. La Iglesia fue
inaugurada el 4 de mayo de 1958, pero los trabajos para edificar el Seminario
no concluirían hasta 1966. El seminario llegó a albergar a cerca de 1.000
seminaristas. Después de la colocación de la primera piedra, se trasladaron los
seminaristas al nuevo edificio, que aún estaba en construcción.
En estos años destacó en el Seminario la
formación humana, cultural y académica, la vida espiritual, la preocupación
misionera, la liturgia y el canto gregoriano animado por la Schola
Cantorum, la relación entre la fe y la cultura, la unión de los
cristianos... todo lo necesario para un alto nivel cultural que determinó una
formación sacerdotal y pastoral sólida y bien fundada.
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